lunes, 1 de septiembre de 2008

Tres preguntas claves

Cuando a veces nos sentimos un poco perdidos al tener que tomar algunas decisiones en nuestra vida, hay algunas formas de ayudarnos para aclarar nuestra mente y alinearnos con nuestro corazón y nuestro espíritu.

Primero es muy importante contactarse con la situación relacionada con la decisión, con lo que nos transmite, con lo que nos provoca en nuestro cuerpo, con las sensaciones que sentimos y las consecuencias físicas que nos producen. Hay que recordar que el cuerpo nos habla y que las enfermedades son la consecuencia de nuestros bloqueos, nuestras contradicciones, en general nuestros desequilibrios como seres humanos.

Luego, hay tres preguntas claves que uno podría hacerse a sí mismo, como ayuda para tomar alguna decisión:

Me contacto con mi corazón y me pregunto: ¿me agrada hacerlo?
Me contacto con mi estómago y me pregunto: ¿quiero hacerlo?
Me contacto con mi centro generador de vida y me pregunto: ¿puedo hacerlo?

Cuando las respuestas a estas tres preguntas es un sí, ojalá un SÍ rotundo, hay equilibrio interno, estaremos alineados, estaremos preparados entonces para enfrentar de mejor manera nuestra decisión.

Cuando alguna de ellas es un no, entonces es muy probable que existan desequilibrios internos. Hay algo que no encaja, que no motiva, que hace dudar. Entonces es cuando debemos darnos el espacio de tiempo para detenernos y apartar los pensamientos de nuestra mente, para poder volver a mirar nuevamente la situación con otros ojos, más limpios del ruido comunicacional que a veces llena nuestra mente.

Las buenas decisiones se toman con entusiasmo, es decir, desde el espíritu, desde nuestra divinidad interior, con el convencimiento que es lo correcto, con la confianza que es lo mejor para nosotros.

El universo se encargará de hacernos saber si la decisión fue la correcta en la medida que las cosas asociadas a nuestra decisión fluyan de modo natural y espontáneo hacia una sensación de paz interior.