viernes, 6 de junio de 2008

Amor, alegría y compasión

La vida nos sorprende a cada momento con noticias, a veces las vemos y decimos que son buenas y a veces malas, sin embargo, en pocas ocasiones nos detenemos a reflexionar sobre su real origen o significado en nuestras vidas.
La vida es dinámica y sistémica, nuestra vida se relaciona con las de otros seres humanos directa o indirectamente, consciente o inconscientemente, porque a veces no nos damos ni siquiera cuenta de cómo estamos afectando a otros. Hay un comercial, que en forma muy simple, a modo de marketing para su producto por supuesto, destaca esto claramente, si alguien se levanta en la mañana y tiene un inconveniente que le cambie el ánimo de forma negativa, traspasará su malestar a otros que le rodean y así sucesivamente la vida de otros se verá tristemente afectada. Por el contrario, si alguien recibe una buena noticia, contagiará su alegría a todo el que le rodea.
Si conscientemente tomamos la decisión de actuar con más amor, alegría y compasión en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta de inmediato del impacto de esto, sin duda, a la larga nos traerá más luces en el camino que espacios oscuros.
Uno cosecha lo que siembra, diría un agricultor, aunque en ocasiones, por factores externos a su trabajo con la tierra, las siembras puedan perderse, porque no está a nuestro alcance manejarlo todo, pero si está en nosotros caminar entregando más amor que odio, fomentando la alegría más que la tristeza y actuando con compasión hacia quienes vemos más desprotegidos o perdidos en sus oscuridades.
La oscuridad es la falta de luz y cuando hay luz podemos ver no sólo lo bueno que nos pasa, sino también lo malo. Sin embargo hay una ventaja en ello, como podemos verlo, podemos remediarlo, podemos reflexionar al respecto y podemos limpiar, pedir ayuda y cambiar la forma de ver aquello que nos causa insatisfacción.
Si hay que comenzar a dar más amor, alegría y comprensión, debiéramos comenzar por casa, por nosotros mismos, mirándonos amorosamente y descubriendo quiénes somos, qué nos pasa. Mirar con más detención y ver lo bueno que hay en nosotros, ver los momentos alegres que vivimos, valorarlos y replicarlos, tomar la iniciativa de un juego sano, que provoque risa, romper paradigmas y sembrar pensamientos positivos.
Regalando amor, alegría y comprensión, incondicionalmente, sin esperar recompensa o reconocimiento por ello, podremos elevar nuestra vibración personal y regalarle al universo más energías positivas para compartir con otros seres humanos.
Somos seres que funcionamos con hábitos, si nos proponemos aprender el hábito de sonreír, de saludar, de dar las gracias, de pedir permiso, de disculparnos, de abrazar, de expresar amor, etc. , estaremos construyendo gota a gota un planeta con más vida, con más pureza y salud, con más armonía para compartir y disfrutar.
Que el gozo sea pleno y la vida en nuestro planeta sea un milagro de amor.